Mi historia

Debido a un intenso dolor físico que me dejó prácticamente sin poder caminar, y ante el diagnóstico médico de que todo era crónico, decidí embarcarme en un viaje de sanación e introspección. En ese camino, logré recordar gran parte de mis vidas pasadas, donde encontré creencias limitantes y traumas que generaban emociones negativas recurrentes y patrones dañinos en mi vida.

A través de este proceso de consciencia, descodifiqué creencias y liberé emociones atrapadas en líneas de tiempo paralelas. Como resultado, sané doble escoliosis, hernias, tendinitis, candidiasis y revertí canas.

Gracias a mi propia transformación, creé herramientas de sanación cuántica que hoy me permiten guiar a otros en su propio despertar.

Porque el cuerpo es el reflejo del alma, y cuando sanamos el alma, el cuerpo responde.

"El mayor aprendizaje del alma es caminar con Fe ante la incertidumbre de la vida."

Mi Historia en profundidad: La Guerrera de las Vidas Pasadas

Todo iba bien… o al menos eso creía

Durante años, llevé la vida que se suponía que debía llevar. Trabajaba, tenía un lugar donde vivir y cumplía con lo que el mundo esperaba de mí. Pero dentro de mí, algo no encajaba. Había una sensación constante de que faltaba algo, una inquietud que no podía ignorar.

Entonces, mi cuerpo comenzó a hablarme. La escoliosis avanzó hasta el punto en que pasé un año entero cojeando. Los médicos no ofrecían una solución real, solo formas de sobrellevarlo. Pero algo dentro de mí me decía que el dolor no era solo físico, que mi cuerpo estaba tratando de mostrarme algo mucho más profundo.

 

La crisis: algo inesperado ocurrió

Con el tiempo, mi conexión con lo espiritual se intensificó. Comencé a recibir mensajes, sueños y señales que me guiaban hacia un conocimiento que aún no comprendía del todo. Sentía que mi intuición despertaba con más fuerza, pero la sociedad no hablaba de estas cosas.

Busqué respuestas en la medicina tradicional, pero no encontré alivio. Fue entonces cuando, en un acto de confianza, decidí preguntar a mis guías:

—¿Qué debo hacer?

Y la respuesta llegó clara:

—Tienes que sanar. Tienes bloqueos de vidas pasadas.

Me sorprendió, pero al mismo tiempo, todo cobraba sentido. Pregunté qué pasos debía seguir y la respuesta fue aún más desafiante:

—Deja el trabajo.

—¿Cómo que deje el trabajo? —respondí, sin poder creerlo.

—Sí, y también vete del piso donde estás. La energía es buena, pero no es tu lugar. El universo tiene otro camino para ti.

Era un salto al vacío, pero sentí que debía hacerlo.

 

La caída: soltarlo todo

Así que lo hice. Dejé mi trabajo y avisé en el piso donde vivía que me iba. No tenía un plan claro, solo la certeza de que debía confiar. Durante un mes y medio no tuve casa fija. No lo viví como algo duro, sino como un juego con la incertidumbre. Iba de un lugar a otro, alojándome en diferentes casas, aprendiendo a fluir con el momento.

Mis guías me dijeron:

—Tus poderes con la ley de la atracción ya están tan avanzados que puedes pedir al universo una casa para sanar.

Así que lo hice. Pedí un hogar tranquilo, en la naturaleza, donde pudiera meditar y recuperar mi energía.

Y el universo respondió.

 

El milagro: la casa para sanar

En ese momento apareció una persona muy importante en mi vida, alguien a quien aún hoy le estoy profundamente agradecida. Justo cuando yo ya estaba pensando en irme a Mallorca—porque en ese momento estaba en Austria—y creyendo que los ángeles me habían engañado, apareció Loren.

Me ofreció un intercambio: cuidar la casa de su madre mientras ella estaba ingresada por cáncer, supuestamente solo por dos semanas.

—Si no tienes casa y aún no sabes si te quieres ir a Mallorca o no, quédate aquí un tiempo y ya veremos.

Acepté, sin saber que esas dos semanas se convertirían en seis meses.

 

Seis meses de sanación y despertar

Llegué a esa casa y, en vez de ser una estancia breve, terminó siendo un retiro profundo de sanación. La madre de Loren no se recuperó en dos semanas, sino que su situación se extendió por medio año. Durante ese tiempo, viví en completa tranquilidad, meditando durante horas cada día.

Mi cuerpo, mi mente y mi energía entraron en un proceso de purificación absoluta. Fue allí donde empecé a recordar, una por una, todas mis vidas pasadas. Fue como si el universo me hubiera llevado exactamente al lugar donde debía estar para desbloquear la información que había estado atrapada en mi alma.

Después de meses de sanación, mi cuerpo se había regenerado. La escoliosis se había recolocado, mi energía estaba en equilibrio y mi mente estaba más clara que nunca. Sentía que todo tenía sentido.

 

El regreso y la gran caída

Con todo ese conocimiento, volví a Mallorca. Pensé que el proceso de despertar ya había pasado, que ahora todo sería luz y expansión. Pero ahí me enfrenté al obstáculo más difícil de todos: la incomprensión.

Llegué con toda esa luz, con la certeza absoluta de que había vivido un milagro, de que la sanación cuántica era real. Mi cuerpo era prueba de ello. Pero nadie a mi alrededor lo entendía.

Me sentí sola. Muy sola.

Intentaba avanzar, pero en lugar de apoyo, encontré rechazo. La gente de mi entorno no solo no me comprendía, sino que incluso me juzgaba. Me miraban como si estuviera loca, como si todo lo que había experimentado fuera una fantasía.

Esa fue la verdadera gran caída.

El dolor de no ser entendida, de no poder compartir lo que había descubierto, fue más profundo que cualquier escoliosis o enfermedad física. Era como si el mundo al que había regresado no estuviera preparado para mi verdad.

Por un momento, dudé. Me pregunté si realmente todo lo que había vivido era real. Pero dentro de mí, algo gritaba: "Sí, es real. Es real. Es real."

Recordé todas las horas de meditación, todas las visiones, la luz entrando en mi cuerpo, la regeneración que había sentido. Lo que había vivido era verdad, y no necesitaba que nadie lo validara.

Fue en ese punto de desesperación donde encontré mi mayor fuerza.

 

El renacer: crear mi propio camino

Si nadie me entendía, entonces yo construiría mi propio mundo. Si la sociedad no tenía las herramientas para aceptar lo que yo había descubierto, entonces yo las crearía.

Desde ese dolor nació mi poder.

Con esa determinación, canalicé toda mi energía en dar forma a lo que hoy es mi legado:

  • Creé mis mesas radiónicas, herramientas de liberación emocional y energética.
  • Atualmente estoy diseñando mi tarot, cada uno con un propósito específico de sanación.

Lo que antes era solo una certeza interna, ahora tenía una forma tangible.

 

El resurgimiento: la maestra que nació de la guerrera

 

Hoy, miro hacia atrás y veo cada dolor, cada obstáculo y cada caída como parte de mi formación. No fue fácil, pero valió la pena. Ahora sé que todo lo que viví tenía un propósito: convertirme en la guía que soy hoy.

He pasado años viviendo de la ley de la atracción, confirmando que el universo siempre responde cuando uno decide sanar. Y ahora, mi siguiente paso es compartir este conocimiento con el mundo a través de un libro, donde contaré mi historia y cómo cada pequeño síntoma tiene un origen en vidas pasadas.

Si algo aprendí en este viaje es que la sanación siempre es posible. Solo necesitamos recordar quiénes somos y liberar lo que ya no nos pertenece.

"Si yo sané, tú también puedes hacerlo."